Tu quieres que yo te reciba y que me una a ti por amor. Por lo tanto suplico a tu clemencia e imploro el don de esta gracia especial, de ser cambiado y transformado en ti y rebosar de amor en forma tal de no buscar ningún consuelo exterior.
Este sacramento, tan sublime y precioso, es salud del alma y del cuerpo y remedio contra toda enfermedad del espíritu. Por medio de él se curan mis vicios, se refrenan mis pasiones, las tentaciones se vencen o disminuyen, la gracia es aumentada, es fortalecida la virtud que se había empezado a practicar, la esperanza se vigoriza y la caridad se aviva y dilata.
3. Dios mío, protector de mi alma (Sal. 53, 6), tú, que robusteces la debilidad humana y distribuyes toda consolación interior, en este sacramento has dado, y aún sigues concediendo con frecuencia, muchos beneficios a tus amados que comulgan devotamente.
En efecto, tú les infundes abundancia de consuelos en sus múltiples tribulaciones y desde el fondo de su postración los elevas a esperar tu protección, y con una nueva gracia, los alegras y los alumbras interiormente, de modo que los que antes de la comunión se sentían llenos de angustia y ansiedad, después, recreados por el alimento y la bebida espirituales, se encuentran transformados y mejorados.
Este sacramento, tan sublime y precioso, es salud del alma y del cuerpo y remedio contra toda enfermedad del espíritu. Por medio de él se curan mis vicios, se refrenan mis pasiones, las tentaciones se vencen o disminuyen, la gracia es aumentada, es fortalecida la virtud que se había empezado a practicar, la esperanza se vigoriza y la caridad se aviva y dilata.
3. Dios mío, protector de mi alma (Sal. 53, 6), tú, que robusteces la debilidad humana y distribuyes toda consolación interior, en este sacramento has dado, y aún sigues concediendo con frecuencia, muchos beneficios a tus amados que comulgan devotamente.
En efecto, tú les infundes abundancia de consuelos en sus múltiples tribulaciones y desde el fondo de su postración los elevas a esperar tu protección, y con una nueva gracia, los alegras y los alumbras interiormente, de modo que los que antes de la comunión se sentían llenos de angustia y ansiedad, después, recreados por el alimento y la bebida espirituales, se encuentran transformados y mejorados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario