4. Hijo, estas cosas las conoces y las has leído. Serás bienaventurado si las pones en práctica. El que conoce mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama..., y yo lo amaré y me manifestaré a él (Jn. 14, 21), y lo haré sentar conmigo en el reino de mi Padre (cfr. Ap. 3, 21).
5. Señor Jesús, que se haga del mismo modo que dijiste y prometiste y que yo alcance a mercerlo.
De tu mano, recibí la cruz. Sí, la recibí, y la llevé y la sobrellevaré hasta la muerte como tú me la pusiste sobre los hombros. Es verdad, la vida del buen religioso es una cruz, pero ella lleva al paraíso. Ya que se comenzó a caminar con ella, no se debe volver atrás ni arrojarla a la primera esquina.
6. Adelante, hermanos, marchemos juntos. Jesús estará con nosotros. Por amor a Jesús hemos tomado esta cruz; por amor a Jesús perseveremos en ella. El será nuestro auxilio porque nos guía y nos acompaña.
He aquí que nuestro Rey caminará delante de nosotros, él peleará a favor nuestro (Neh. 4, 20). Sigámoslo con ánimo esforzado; que nadie se acobarde por las dificultades. Estemos decididos a sucumbir valerosamente en la lucha para no manchar nuestra gloria (1 Mac. 9, 10) huyendo de la cruz.
5. Señor Jesús, que se haga del mismo modo que dijiste y prometiste y que yo alcance a mercerlo.
De tu mano, recibí la cruz. Sí, la recibí, y la llevé y la sobrellevaré hasta la muerte como tú me la pusiste sobre los hombros. Es verdad, la vida del buen religioso es una cruz, pero ella lleva al paraíso. Ya que se comenzó a caminar con ella, no se debe volver atrás ni arrojarla a la primera esquina.
6. Adelante, hermanos, marchemos juntos. Jesús estará con nosotros. Por amor a Jesús hemos tomado esta cruz; por amor a Jesús perseveremos en ella. El será nuestro auxilio porque nos guía y nos acompaña.
He aquí que nuestro Rey caminará delante de nosotros, él peleará a favor nuestro (Neh. 4, 20). Sigámoslo con ánimo esforzado; que nadie se acobarde por las dificultades. Estemos decididos a sucumbir valerosamente en la lucha para no manchar nuestra gloria (1 Mac. 9, 10) huyendo de la cruz.
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