domingo, 12 de octubre de 2014

Octubre 11

           2. Sí es verdad. Se necesita tu gracia, y muy grande, para vencer la naturaleza, siempre propensa al mal desde su adolescencia.
        Por culpa del primer hombre Adán, la naturaleza sucumbió, corrompida por el pecado, y la triste consecuencia de esta mancha se propagó en todos los hombres. De modo que esa naturaleza, que tú creaste buena y recta, se la considera desde ya viciada y debilitada para enfrentar a sus mismas malas inclinaciones porque las tendencias perniciosas la arrastran hacia el mal y hacia las cosas de la tierra.

       La poca fuerza que le ha quedado es como una pequeña chispa tapada por las cenizas. Esta chispa es la razón natural, rodeada por densas tinieblas, pero todavía capaz de discernir entre el bien y el mal y distinguir entre la verdad y el error, aunque no tenga fuerzas suficientes para cumplir todo lo que aprueba por no gozar plenamente de la luz de la verdad y de la salud de sus sentimientos. 

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