miércoles, 2 de abril de 2014

Abril 2

         La gloria de los buenos está en sus conciencias y no en la boca de los hombres. La alegría de los justos está en Dios y de Dios proviene, y su gozo se fundamenta en la verdad.
      El que busca la gloria verdadera y eterna, no se preocupa de la temporal y el que desea la celebridad pasajera, o no la desprecia de corazón manifiesta que ama poco a la celestial. El que no se preocupa de las alabanzas ni de las críticas, goza de gran tranquilidad de corazón.

      3. El que tiene la conciencia limpia vivirá contento y sereno. No será más santo si te adulan ni más abyecto si te vituperan. Eres lo que eres. Ante Dios no puedes ser más grande de lo que eres, aunque te ensalcen los hombres.

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