miércoles, 23 de abril de 2014

Abril 22

       1. Duras parecen a muchos estas palabras: Niégate a ti mismo, toma tu cruz y sigue a Jesús (cfr. Mt. 16, 24). Pero mucho más duro será oir la suprema sentencia: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno (Mt. 25, 41).
       Los que ahora oyen y sigyen con alegría la predicación de la cruz no temerán entonces oir la sentencia de eterna condenación.
       La señal de la cruz se verá en el cielo cuando el Señor venga a juzgarnos. Entonces todos los siervos de la cruz que conformaron su vida con la del Crucificado se acercarán con confianza a Cristo juez.

       2. ¿Por qué temes tomar la cruz que conduce al Reino? En la cruz está la salvación, en la cruz está la vida, en la cruz está la defensa contra los enemigos, en la cruz hay una infusión de suavidad sobrenatural, en la cruz está la fortaleza del alma, en la cruz está el gozo del espíritu,  en la cruz está el compendio de toda virtud y en la cruz está la perfección de la santidad. Sólo  en la cruz hay salvación para el alama y esperanza de vida eterna.
        Toma tu cruz ; sigue a Jesús y llegarás a la vida eterna. El fue delante, llevando su cruz (Jn. 19, 17), y murió en la cruz por ti, para que tu también lleves la tuya y en ella desees morir. Porque si mueres con él, también con él vivirás, y si eres compañero de la pena, también lo serás de la gloria,

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