sábado, 17 de mayo de 2014

Mayo 17

       5. El amor siempre vela y, aun cuando descansa, no duerme. Ni la fatiga lo abruma, ni la angustia lo atormenta, ni el temor lo espanta, sino que, cual vigorosa llama y antorcha resplandeciente, se eleva hacia lo alto y derrama vigorosamente sus rayos.
     Si alguno ama, conoce perfectamente la fuerza que posee el amor. Un gran clamor que llega a los oídos de Dios es el ardiente deseo del alma que dice: "Dios mío, amor mío; Tú eres todo mío y yo soy toda tuya".
       6. Enciéndeme de amor, para que pueda gustar en lo más íntimo de mi corazón cuán suave es amar y derretirse y nadar en esa dirección. Sea yo cautiva del amor y que, por el gran fervor y la admiración, me eleve por encima de mí misma.
       Cante yo himnos de amor, siga a mi amado a las alturas y quede desfallecida mi alma llenándose de júbilo por el amor.
     Que yo te ame más que a mi y que no me ame a mí mismo sino a ti y que en ti yo ame a todos aquellos que te quieren verdaderamente como manda la ley del amor, luz que de ti emana.

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