miércoles, 21 de mayo de 2014

Mayo 21

       4. Recuerda que tu antiguo enemigo hace cualquier esfuerzo para impedirte la consecución de tus buenos propósitos y en alejarte de todos los ejercicios de piedad, como es honrar a los santos, la piadosa meditación de mi pasión, la útil contrición de tus pecados, la guarda del corazón y el propósito firme de adelantar en la virtud.
     Te sugerirá, además, muchos pensamientos malos para acobardarte y atemorizarte, para infundirte aversión a la oración y a la lectura espiritual. A él le desagrada sobremanera la humilde confesión y, si pudiese, te haría dejar la comunión.
      No le creas ni le hagas caso, aunque con frecuencia te arme lazos para seducirte. Cuando te sugiera pensamientos malos y torpes, devuélveselos a él y dile: vete de aquí, espíritu inmundo, avergüénzate miserable, debes ser muy sucio para traerme tantos y tales cosas a la imaginación. Apártate de mí, seductor perverso; no tendrás lugar alguno en mí. Jesús solo, como defensor invencible, estará en mí, y tu serás confundido.

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