sábado, 31 de mayo de 2014

Mayo 31

          Por este motivo no debes gloriarte de ninguna obra buena, ni atribuir las virtudes a ninguna persona, sino referirlo todo a Dios, sin el cual nada tiene el hombre.
       Yo lo di todo y todo quiero que me sea devuelto y, con todo rigor, exijo que se me den las debidas gracias.
       3. Esta es una verdad con la cual se ha de destruir toda vanagloria. Y si la gracia celestial y la caridad verdadera entraran en ti, no tendrías envidia alguna ni el egoísmo ocuparía tu corazón y así te verías libre del amor propio.
La caridad lo vence todo y ensancha todas las fuerzas del alma.
       Si todo lo anterior lo entiendes bien, en mí solo te alegrarás y en mí solo esperarás, porque nadie es bueno sino sólo Dios (Lc. 18, 19), que debe ser alabado y bendecido en todo y sobre todas las cosas.

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