domingo, 10 de agosto de 2014

Agosto 10

         3. ¿Crees acaso poder gozar siempre a tu gusto de consuelos espirituales? Ni siquiera mis santos los tuvieron siempre. Al contrario, tuvieron muchos agravios, tentaciones de todo género y grandes desconsuelos. Pero lo aguantaron todo con paciencia y confiaron más en Dios que en sí mismos porque sabían que los padecimientos del tiempo presente no se pueden comparar con la gloria futura (Rom. 8, 18) que debían merecer.
       ¿Quieres tu encontrar en seguida lo que muchos apenas consiguieron después de abundantes lágrimas y tantos esfuerzos? Confía en el Señor y lucha varonilmente (Sal. 26, 14), esfuérzate, no desconfíes ni abandones la lucha. Disponte firmemente, con alma y cuerpo, a pelear por la gloria de Dios.
       Te recompensaré con medida sobreabundante y te acompañaré en toda tribulación.

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