CAPÍTULO 42
NUESTRA PAZ NO RESIDE EN LOS HOMBRES
1. Hijo, si la paz tuya la esperas de una persona porque tus sentimientos así te lo sugieren o por el placer de estar con ella, siempre tendrás inestabilidad y dificultades. Mas si acudes a la verdad, siempre viva y permanente, no te entristecerás por el amigo que se ausenta o muere.
El amor hacia el amigo debe fundamentarse en mí, y por amor a mí se debe querer al que en esta vida te parece bueno y muy amable. Sin mí no vale ni durará la amistad, ni es verdadero ni puro el amor del que yo no soy lazo de unión.
Por lo que a ti toca, tendrías que ser tan insensible a tal género de sentimientos hacia los amigos, que deberías preferir vivir privado de todo contacto humano.
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