Con frecuencia así sucede también con tu deseo, porque le agregas algún detalle muy inoportuno: no es puro ni es perfecto lo que va mezclado de interés propio.
3. Pídeme no lo que es para ti agradable y cómodo, sino lo que es para mí aceptable y honroso, porque, si lo juzgas rectamente, debes preferir y anteponer mis disposiciones a tus deseos y a cualquier cosa que hayas podido codiciar.
Conozco tus aspiraciones y he oído tus continuos gemidos. Ya quisieras estar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios; te deleitas recordando la morada eterna y la patria celestial desbordante de felicidad, pero esa hora todavía no ha llegado; todavía queda un tiempo distinto, un tiempo de guerra, de trabajo y de prueba.
Deseas gozar del sumo bien, pero, por ahora no lo puedes alcanzar. Yo soy ese bien supremo; espérame, dice el Señor (Sof. 3, 8), hasta que venga el reino de Dios.
3. Pídeme no lo que es para ti agradable y cómodo, sino lo que es para mí aceptable y honroso, porque, si lo juzgas rectamente, debes preferir y anteponer mis disposiciones a tus deseos y a cualquier cosa que hayas podido codiciar.
Conozco tus aspiraciones y he oído tus continuos gemidos. Ya quisieras estar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios; te deleitas recordando la morada eterna y la patria celestial desbordante de felicidad, pero esa hora todavía no ha llegado; todavía queda un tiempo distinto, un tiempo de guerra, de trabajo y de prueba.
Deseas gozar del sumo bien, pero, por ahora no lo puedes alcanzar. Yo soy ese bien supremo; espérame, dice el Señor (Sof. 3, 8), hasta que venga el reino de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario