7. Señor, hazme comprender lo que debe ser comprendido, amar lo que se ha de amar, alabar lo que a ti te agrada por encima de todas las cosas, apreciar lo que para ti es precioso y detestar lo que es abyecto a tus ojos.
No permitas que yo juzgue según la visión de los ojos corporales ni sentencie por lo que se oiga decir (Is. 11,3) a hombres inexpertos, sino que discierna con sano juicio entre lo visible y lo espiritual y sobre todo busque siempre cumplir aun las mínimas manifestaciones de tu voluntad.
8. Las facultades del hombre con frecuencia se engañan al emitir sus opiniones y fallan también los amantes de las cosas mundanas al preferir únicamente lo visible.
¿Un hombre será tal vez mejor porque es considerado mayor por otro hombre? Cuando un hombre alaba a otro y más le confunde cuando más lo ensalza, se trata de un mentiroso que engaña a otro mentiroso, de un vanidoso que se burla de otro vanidoso, de un ciego que miente a otro ciego y de un enfermo que oculta la verdad a otro enfermo.
Porque, como dice el humilde pobre Francisco de Asís, cada uno es a tus ojos sólo lo que es, y nada más (san Buenaventura, Vida de San Francisco, cap. 6).
No permitas que yo juzgue según la visión de los ojos corporales ni sentencie por lo que se oiga decir (Is. 11,3) a hombres inexpertos, sino que discierna con sano juicio entre lo visible y lo espiritual y sobre todo busque siempre cumplir aun las mínimas manifestaciones de tu voluntad.
8. Las facultades del hombre con frecuencia se engañan al emitir sus opiniones y fallan también los amantes de las cosas mundanas al preferir únicamente lo visible.
¿Un hombre será tal vez mejor porque es considerado mayor por otro hombre? Cuando un hombre alaba a otro y más le confunde cuando más lo ensalza, se trata de un mentiroso que engaña a otro mentiroso, de un vanidoso que se burla de otro vanidoso, de un ciego que miente a otro ciego y de un enfermo que oculta la verdad a otro enfermo.
Porque, como dice el humilde pobre Francisco de Asís, cada uno es a tus ojos sólo lo que es, y nada más (san Buenaventura, Vida de San Francisco, cap. 6).
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