Yo soy el juez que conoce todos los secretos; yo sé como han sucedido las cosas y sé muy bien quién ha provocado la injuria y quién la ha recibido.
Lo que ha sucedido, sucedió porque yo lo he permitido. De mí han salido estas palabras: Para que fueran descubiertos los pensamientos de muchos corazones (Lc. 2, 35). Yo sentenciaré entre culpabilidad e inocencia, pero antes quiero que uno y otro sean sometidos a un juicio no conocido por los demás.
4. El testimonio de los hombres falla frecuentemente. Mi juicio, en vez, es justo, firme y nunca será revocado. Oculto para la mayoría, muy pocos lo penetran de a poco; pero nunca se equivoca ni puede equivocarse, aunque pueda parecer injusto a los ojos de quien no posee la sabiduría.
Lo que ha sucedido, sucedió porque yo lo he permitido. De mí han salido estas palabras: Para que fueran descubiertos los pensamientos de muchos corazones (Lc. 2, 35). Yo sentenciaré entre culpabilidad e inocencia, pero antes quiero que uno y otro sean sometidos a un juicio no conocido por los demás.
4. El testimonio de los hombres falla frecuentemente. Mi juicio, en vez, es justo, firme y nunca será revocado. Oculto para la mayoría, muy pocos lo penetran de a poco; pero nunca se equivoca ni puede equivocarse, aunque pueda parecer injusto a los ojos de quien no posee la sabiduría.
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