2. Un grande y beneficioso purgatorio tiene aquí el hombre sufrido; el que, al recibir las injurias más le duele la maldad del ofensor que la afrenta recibida; el que, alegremente, ruega por sus adversarios y les perdona con facilidad los ultrajes que le han inflijido; el que no demora en pedir perdón y que es más pronto a olvidar que a enojarse; el que, con frecuencia, se hace violencia a sí mismo para someter la inclinación natural al espíritu.
Es mejor detestar los pecados y terminar con las malas tendencias ahora que expiarlos después. En verdad nos engañamos a nosotros mismos si, contra el orden establecido por Dios, preferimos el amor desordenado a las cosas materiales.
3. ¿Qué otra cosa devorará el fuego del infierno sino tus pecados? Cuánto más seas indulgente contigo mismo ahora, siguiendo los dictámenes de los instintos, tanto más gravemente sufrirás después, tanto más combustible aportarás para las llamas eternas.
Es mejor detestar los pecados y terminar con las malas tendencias ahora que expiarlos después. En verdad nos engañamos a nosotros mismos si, contra el orden establecido por Dios, preferimos el amor desordenado a las cosas materiales.
3. ¿Qué otra cosa devorará el fuego del infierno sino tus pecados? Cuánto más seas indulgente contigo mismo ahora, siguiendo los dictámenes de los instintos, tanto más gravemente sufrirás después, tanto más combustible aportarás para las llamas eternas.
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