CAPÍTULO 21
HAY QUE BUSCAR LA PAZ SOBRE TODAS LAS COSAS
1. Alma mía, en todas las cosas y por encima de ellas, siempre encontrarás descanso en el Señor, porque él es el sosiego eterno de los santos.
Concédeme, dulcísimo y amorosísimo Jesús, reposar en ti sobre todas las cosas creadas, sobre cualquier salud y hermosura, sobre toda gloria y honra, sobre cada poder y dignidad, sobre cualquier ciencia y sutileza, sobre todas las riquezas y las artes, sobre toda alegría y satisfacción, sobre toda fama y alabanza, sobre toda dulzura y consolación, sobre toda esperanza y promesa, sobre cualquier mérito y deseo, sobre todos los dones y recompensas que me puedes otorgar e infundir, sobre todo gozo y regocijo que el alma pueda recibir y experimentar. Y, en fin, sobre todos los ángeles y arcángeles y la milicia del cielo, sobre todas las cosas visibles e invisibles y sobre todo lo que no seas tú, mi Dios.
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