miércoles, 16 de julio de 2014

Julio 16

CAPÍTULO 26

LA SUBLIME LIBERTAD DE ESPÍRITU 
ES FRUTO DE LA HUMILDE ORACIÓN 
MÁS QUE DEL ESTUDIO

        1. Señor, la tarea de un varón perfecto es no aflojar el propio ánimo en la consideración de las cosas celestiales y transitar sin inquietarse entre las múltiples preocupaciones, no como un tonto, sino con la prerrogativa de un alma libre que no tiene afecto desordenado a ninguna criatura.
        2. Piadosísimo Señor mío, te ruego que me preserves de las preocupaciones de esta vida; que no me deje llevar de las muchas necesidades del cuerpo y sea esclavo de los placeres. Tenme alejado de todo lo que es obstáculo para el alma, para no terminar aplastado bajo las dificultades. No hablo de las cosas que con tanto ahinco ambiciona la vanidad mundana, sino de aquellas miserias que a causa de la maldición común de los mortales, penosamente molestan y retardan el alma de tu siervo para que no alcance la libertad del espíritu todas las veces que lo desea.

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