jueves, 31 de julio de 2014

Julio 31

        4. ¡Oh dolor! después de una breve concentración nos lanzamos hacia afuera sin analizar nuestras obras con un examen estricto. No examinamos nuestras acciones. En realidad el gran diluvio vino porque todo mortal había corrompido su camino (Gén. 6, 12).
     Cuando nuestro afecto interior está corrompido, necesariamente se corrompe también la consiguiente acción externa, porque nació privada de fuerza interior. Los frutos de vida virtuosa proceden de un corazón puro.
      5. Se indaga cuánto ha hecho uno, pero no se examina de la misma manera con cuánta virtud lo ha cumplido. Se investiga si alguno es fuerte, rico, hermoso, hábil o buen escritor, buen cantor, buen trabajador, pero se calla por parte de muchos si es un verdadero pobre de espíritu, paciente, manso, devoto y cuánta vida interior tenga.
      La naturaleza mira lo exterior del hombre; la gracia penetra en lo interior. Aquélla se engaña frecuentemente y ésta, para no engañarse, confía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario