jueves, 3 de julio de 2014

Julio 4

            4. Que mis suspiros y la gran desolación sobre la tierra te conmuevan. Oh Jesús, resplandor de la eterna gloria, alivio del alma peregrinante, en tu presencia mi boca no tiene palabras y mi silencio te habla.
       ¿Cuánto tiempo tardarás en venir, mi Señor? Ven a visitar a este pobre tuyo y llénalo de alegría. Extiende tu mano y libra a este miserable de toda angustia.
       Ven, ven. Sin ti no hay día ni hora alegre, porque tú eres mi alegría y sin ti mi mesa está sola.
       Soy desdichado y vivo como encarcelado y con grillos a los pies hasta que me animes con la luz de tu presencia, me pongas en libertad y me muestres tu rostro amable.
       5. Busquen otros fuera de ti otra cosa, lo que quieran. A mí nada me agrada ni me agradará sino tú, Dios mío, mi esperanza y salvación eterna. No callaré ni dejaré mis súplicas hasta que tu gracia vuelva a mí y me hables interiormente.

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