CAPÍTULO 29
CÓMO INVOCAR Y BENDECIR A DIOS
EN LA AFLICCIÓN
1. Sea por siempre bendito tu nombre (Tob. 3, 11), Señor, por qué has permitido que viniera sobre mí esta tentación y esta aflicción. Yo no puedo evitarla y necesito refugiarme en ti para que me ayudes y me la conviertas en bien.
Señor, ahora me encuentro bajo el peso de la tribulación y mi corazón no se halla sosegado, porque la presente pasión me atormenta mucho.
¿Qué te diré, ahora, Padre amado? Estoy rodeado de angustias. Líbrame de este trance. Pero no, pues para esto llegué a esta hora (Jn. 12,27), para que tú seas glorificado cuando yo me vea muy humillado, y luego liberado por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario