domingo, 13 de julio de 2014

Julio 13

CAPÍTULO 24

EVITAR LA CURIOSIDAD 
DE INVESTIGAR LA VIDA AJENA

        1. Hijo, no seas curioso ni tengas preocupaciones inútiles. ¿Qué te importa esto o aquello? Tú sígueme (Jn. 21, 22). ¿A tí que te interesa que aquel sea de una u otra manera, o que éste obre o hable de un modo un otro? Tú no debes responder por los demás, sino dar cuenta de ti mismo. ¿Por qué te complicas la vida, entonces?
        Mira, yo conozco a todos; veo cuanto sucede bajo el sol y sé el estado de cada uno, qué piensa, qué desea y qué persiguen sus intenciones. Por eso todas las cosas se deben encomendar a mí. Y tú mantente en santa paz y deja que el inquieto se agite cuanto quiera, ya que sobre él recaerá todo lo que haya hecho o dicho, porque a mí no me pueden engañar.
        2. No persigas el falso brillo de un gran nombre, ni el trato familiar de muchos, ni la amistad particular de las personas, porque todo esto causa distracciones y muchas oscuridades al espíritu.
        De buena gana yo te dirigiría mi palabra y te revelaría mis secretos si esperaras atentamente mi venida y me abrieras la puerta del corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario