CAPÍTULO 9
OFRECERNOS A DIOS CON TODO LO NUESTRO
Y ROGARLE POR TODOS
Palabra del discípulo
1. Señor, todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, son todas tuyas. No obstante, quiero entregarme a ti como ofrenda voluntaria y ser tuyo para siempre.
Señor, con sinceridad de corazón, hoy me ofrezco a ti como siervo perpetuo para obedecerte y hacerte el sacrificio de perenne alabanza. Recíbeme juntamente con la oblación santa de tu precioso cuerpo que ahora yo -con la presencia y asistencia invisible de los ángeles- te presento para que sea mi salvación y la de todo el pueblo.
2. Señor, sobre el altar de tu propiciación te presento todos mis pecados y todas las faltas que he cometido en tu presencia y en la de tus santos ángeles desde el día en que comencé a pecar hasta hoy para que los hagas arder todos juntos y los consumas con el fuego de tu amor, borres toda mancha de mis culpas, limpies mi conciencia de toda falta y para que, restituyéndome la gracia que pecando he perdido, me puedas conceder el perdón total y donarme tu misericordioso beso de reconciliación y paz.
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