lunes, 29 de diciembre de 2014

Diciembre 29

          4. Acepta, Señor y Dios mío, mis votos y mis deseos de ensalzarte y tributarte infinitas alabanzas e inmensas bendiciones que se te deben por la magnitud de tu inefable grandeza.
       Todo esto es el homenaje que yo te presento ahora y que quiero entregarte cada día y cada momento. Invito y ruego a todos los espíritus celestiales y a todos los fieles que se unan a mí para darte gracias y para bendecirte.

       5. Que todos los pueblos, las naciones y lenguas (Dan. 7, 14) alaben y celebren con alegría suma y ardiente devoción tu santo y dulce nombre.
       Y que se dignen acordarse de este pobrecito también cuando, alcanzada aquella devoción y aquella beatífica unión que tanto deseaban, se retiran de la mesa sagrada y celestial todos maravillosamente saciados y llenos de consuelo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario