domingo, 21 de diciembre de 2014

Diciembre 21

          2. Verdaderamente ardiente esta fe, tanta que por sí misma puede constituir una prueba de tu sagrada presencia. Estos devotos son los que realmente reconocen a su Señor en la partición del pan (Lc. 24, 30) y cuyo corazón les arde tan vivamente en el pecho cuando Jesús anda en su compañía.
       ¡Con cuánta frecuencia están lejos de mí ese afecto y esa devoción, ese amor y ese entusiasmo tan vivos!
       Jesús bueno, dulce y benigno, ten misericordia de mí. Concédele a este pobre mendigo tuyo, siquiera alguna vez, experimentar en la santa comunión un poco de aquel amor entrañable que abrasa tu corazón para que mi fe se fortalezca, se afiance mi esperanza en tu bondad, y mi caridad, una vez inflamada y vigorizada por el celestial maná, nunca desfallezca.

       3. Poderosa es tu misericordia para concederme la gracia que imploro y llenarme de espíritu de fervor cuando tú te dignes visitarme con toda tu bondad en el día que has establecido.
       Aunque yo no me halle inflamado por los ardientes deseos de los privilegiados devotos tuyos, quiero, por lo menos, mediante tu gracia, aspirar a poseer los mismos deseos inflamados de esos devotos y pido y anhelo ser partícipe del número de los que tan fervorosamente te aman y forman parte de tu santa compañía.

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