sábado, 13 de diciembre de 2014

Diciembre 13

           Una es la mesa del sagrado altar, con el pan consagrado, que se ha convertido en el precioso cuerpo de Cristo. La segunda es la mesa de la ley divina, compendio de la doctrina santa, maestra que enseña la recta fe y nos conduce con toda seguridad hasta la parte más íntima cubierta por el velo, hasta el sancta sanctorum (el santo de los santos) (cfr. Heb. 6, 19s; 9, 3).
           Gracias, Señor Jesús, esplendor de luz eterna, por habernos servido esta mesa de santa doctrina que nos preparaste por medio de tus santos siervos los profetas, los apóstoles y otros doctores.
            5. Gracias, creador y redentor de los hombres, porque, a fin de manifestar al mundo tu caridad, has preparado esta gran cena en la cual no se sirve el simbólico cordero sino tu santísimo cuerpo y sangre. En este sagrado banquete donde están todas las delicias del paraíso y en el cual participan con nosotros, aunque con un placer más dulce, los santos ángeles, colmas de alegría a todos los fieles y los embriagas con el cáliz de la salvación.

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