domingo, 7 de diciembre de 2014

Diciembre 7

      Sucede también -cosa muy dolorosa- que algunos, en su tibieza y disipación admitan con toda facilidad estos retrasos de la confesión y quieran, por lo tanto, diferir la sagrada comunión por no verse obligados a vigilar con mayor cuidado los propios sentidos.
      5. En este caso, ¡cuán escaso es el amor, cuán débil la devoción de aquellos que retrasan tan fácilmente la comunión!

        ¡Qué feliz y qué agradable a Dios es el que vive en forma tal que guarda su conciencia con tanta pureza que está siempre dispuesto y lleno de deseos para comulgar todos los días si le fuera consentido y lo pudiera hacer sin hacerse notar!
      El que se abstiene algunas veces por humildad o por alguna justa causa, hay que alabarle por su delicadeza. Si en vez lo hace por una especie de tibieza que lo ha invadido, debe sacudirse y hacer inmediatamente todo lo que esté a su alcance para recuperar el fervor; el Señor lo ayudará en su buena voluntad y le prestará una ayuda eficaz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario