4. Si no puedes concentrarte continuamente, hazlo de cuando en cuando, por lo menos una vez al día, por la mañana o por la noche. Por la mañana determina tus propósitos y por la noche examina tus acciones: cuál fue tu modo de hablar, obrar y pensar, porque en esto ofendemos con frecuencia a Dios y al prójimo.
Ármate como un soldado para luchar contra la malignidad del demonio. Refrena la gula y así reprimirás con mayor facilidad todas las otras malas inclinaciones. Nunca estés del todo ocioso, ocúpate siempre en algo: en leer o escribir, en meditar o en algún trabajo de utilidad para la comunidad. Pero los ejercicios corporales deben hacerse con discreción, porque no son igualmente convenientes para todos.
Ármate como un soldado para luchar contra la malignidad del demonio. Refrena la gula y así reprimirás con mayor facilidad todas las otras malas inclinaciones. Nunca estés del todo ocioso, ocúpate siempre en algo: en leer o escribir, en meditar o en algún trabajo de utilidad para la comunidad. Pero los ejercicios corporales deben hacerse con discreción, porque no son igualmente convenientes para todos.
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