5. Si los hombres pusiesen tanto
empeño en extirpar los vicios y en cultivar las virtudes cuanto en suscitar
sutiles cuestiones filosóficas, no habría tantos males y tantos escándalos
entre el pueblo ni tanta relajación en los conventos. Ciertamente, al llegar el
día del juicio, no se nos preguntará que leímos, sino que hicimos; ni si
hablamos castizamente, sino si vivimos religiosamente.
Dime: ¿dónde están ahora todos
aquellos señores y maestros que tú muy bien conociste cuando aún vivían y
florecían en sus estudios? Otros, ahora, ocupan sus altos cargos y de ellos,
tal vez, ni siquiera subsiste el recuerdo. Durante su vida parecían valer algo,
pero ahora nadie habla de ellos.
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