CAPÍTULO 21
COMPUNCIÓN DEL CORAZÓN
1. Si
deseas progresar en algo, consérvate en el temor de Dios y no quieras ser
demasiado libre; refrena con severidad todos tus sentidos y no te abandones a las
alegrías indecorosas. Entrégate a la compunción del corazón y conseguirás la
devoción. La aflicción hace florecer muchas obras buenas que la disolución
acostumbra arruinar prontamente. Es imposible que un hombre, si considera y
mide la magnitud de su destierro y la cantidad de peligros que hay para su
alma, pueda llegar a la plena alegría en esta vida.
2. Por
ligereza de reflexión y descuido de nuestros defectos no medimos con exactitud
las dolencias de nuestra alma y por eso, muchas veces, nos ponemos a reir como
locos cuando, en realidad, deberíamos derramar amargas lágrimas.
No
hay verdadera libertad ni santa alegría sino en el temor de Dios y en la
rectitud de conciencia.
¡Feliz
aquel que puede aligerarse de todo impedimento de distracción y concentrarse en
la unión con Dios mediante la perfecta contrición. ¡Dichoso el que sacude de sí
cuanto puede manchar o turbar su conciencia!
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