Muchos, frente a las tentaciones,
intentan huir, pero, a veces, tropiezan en ellas más gravemente. No podemos
vencerlas totalmente y simplemente con la fuga. Con la paciencia y la verdadera
humildad nos haremos más fuertes que todos los enemigos.
4. Aquel que se aleja de las
tentaciones sólo superficialmente, sin desarraigarlas, progresará muy poco.
Ellas volverán a la carga y serán más poderosas.
Si tienes paciencia y perseverancia,
con la ayuda de Dios, poco a poco, las vencerás más fácilmente que con tu solo
esfuerzo personal y tu obstinación.
Pide frecuentemente consejo durante
la tentación y no seas duro con el que sufre. Por el contrario, anímalo, como
querrías que hicieran contigo.
5. El
origen de todas las tentaciones perversas es la falta de estabilidad espiritual
y la escasa confianza en Dios. Como una nave sin timón es empujada por las olas
de acá para allá, así el hombre inconstante y que desiste de su buen propósito,
es tentado de diversas maneras.
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