miércoles, 5 de febrero de 2014

Enero 28


Muchos, frente a las tentaciones, intentan huir, pero, a veces, tropiezan en ellas más gravemente. No podemos vencerlas totalmente y simplemente con la fuga. Con la paciencia y la verdadera humildad nos haremos más fuertes que todos los enemigos.

4. Aquel que se aleja de las tentaciones sólo superficialmente, sin desarraigarlas, progresará muy poco. Ellas volverán a la carga y serán más poderosas.
Si tienes paciencia y perseverancia, con la ayuda de Dios, poco a poco, las vencerás más fácilmente que con tu solo esfuerzo personal y tu obstinación.
Pide frecuentemente consejo durante la tentación y no seas duro con el que sufre. Por el contrario, anímalo, como querrías que hicieran contigo.
       5. El origen de todas las tentaciones perversas es la falta de estabilidad espiritual y la escasa confianza en Dios. Como una nave sin timón es empujada por las olas de acá para allá, así el hombre inconstante y que desiste de su buen propósito, es tentado de diversas maneras.

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