CAPÍTULO 10
ABSTENERSE
DE LAS CONVERSACIONES INÚTILES
1. En lo
posible, no te metas en el bullicio de los hombres, porque la práctica de los
asuntos mundanos, aunque se haga con pureza de intención, ocasiona mucho mal y
muy pronto la vanidad nos arrastra y nos esclaviza. ¡Cuántas veces hubiera
preferido callar y no haber estado entre la gente!
Entonces,
¿por qué nos gusta comentar y discursear tanto con el prójimo aunque
constatemos que muchísimas veces, cuando volvemos al silencio, hemos causado
algún daño a nuestra conciencia? Nos comportamos así porque, con nuestras
habladurías, buscamos consolarnos recíprocamente y aliviar nuestro ánimo
agobiado por muchas tribulaciones. Y, además, porque mucho nos deleita
conversar y contar lo que más preferimos o deseamos alcanzar y lo que más nos
hace sufrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario