Capítulo
16
TOLERAR LOS DEFECTOS AJENOS
TOLERAR LOS DEFECTOS AJENOS
1. Aquellos defectos, personales o
ajenos, que no puedes corregir, deberás tolerarlos con paciencia hasta que Dios
lo ordene de otro modo. Puede acontecer que esto sea mejor para tu resignación
y conformidad, porque, de otra manera, serían de poco valor tus méritos. Sin
embargo, frente a tales obstáculos, debes insistentemente suplicar a Dios que
se digne socorrerte para soportarlos con alegría.
2. Si alguno, que tu amonestaste una
o dos veces no se enmienda, no te pongas a pelear con él, sino encomiéndalo a
Dios, para que en todos nosotros, sus siervos, se cumpla su voluntad y la
gloria de Aquel que sabe transformar el mal en bien.
Procura ser paciente para soportar
los defectos y las debilidades del prójimo, cualesquiera fueren, pues tú
también tienes muchas imperfecciones que los otros deben aguantar.
Si tú no
alcanzas a ser lo que deseas, ¿cómo puedes exigir de los demás que sean
conformes a tus aspiraciones? Exigimos a los demás la perfección, pero nosotros
no enmendamos nuestros defectos.
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