miércoles, 5 de febrero de 2014

Febrero 5

Capítulo 16

TOLERAR LOS DEFECTOS AJENOS



1. Aquellos defectos, personales o ajenos, que no puedes corregir, deberás tolerarlos con paciencia hasta que Dios lo ordene de otro modo. Puede acontecer que esto sea mejor para tu resignación y conformidad, porque, de otra manera, serían de poco valor tus méritos. Sin embargo, frente a tales obstáculos, debes insistentemente suplicar a Dios que se digne socorrerte para soportarlos con alegría.
2. Si alguno, que tu amonestaste una o dos veces no se enmienda, no te pongas a pelear con él, sino encomiéndalo a Dios, para que en todos nosotros, sus siervos, se cumpla su voluntad y la gloria de Aquel que sabe transformar el mal en bien.
Procura ser paciente para soportar los defectos y las debilidades del prójimo, cualesquiera fueren, pues tú también tienes muchas imperfecciones que los otros deben aguantar.
    Si tú no alcanzas a ser lo que deseas, ¿cómo puedes exigir de los demás que sean conformes a tus aspiraciones? Exigimos a los demás la perfección, pero nosotros no enmendamos nuestros defectos.



 


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