Enero 26
2. El
hombre debería afirmarse de tal manera en Dios que no le fuera necesario buscar
muchos consuelos humanos. Cuando una persona de buena voluntad sufre tribulaciones
o tentaciones, o es afligida por malos pensamientos, entonces mayormente
experimenta la ayuda de Dios y constata que sin él nada de bueno puede llevar a
cabo. Y se entristece, llora y ruega por las miserias que sobrelleva, le fastidia la vida y desea la muerte (cfr. Flp. 1,23). Entonces
también comprende que en el mundo no puede existir serenidad completa ni paz
perfecta.
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