miércoles, 5 de febrero de 2014

Enero 26


          2. El hombre debería afirmarse de tal manera en Dios que no le fuera necesario buscar muchos consuelos humanos. Cuando una persona de buena voluntad sufre tribulaciones o tentaciones, o es afligida por malos pensamientos, entonces mayormente experimenta la ayuda de Dios y constata que sin él nada de bueno puede llevar a cabo. Y se entristece, llora y ruega por las miserias que sobrelleva, le fastidia la vida y desea la muerte (cfr. Flp. 1,23). Entonces también comprende que en el mundo no puede existir serenidad completa ni paz perfecta.

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