martes, 4 de febrero de 2014

Enero 17


CAPÍTULO 8


COMO EVITAR LA EXCESIVA FAMILIARIDAD

1. No descubras tu corazón a cualquiera (Eclo. 8, 19). Tus problemas trátalos con quien posea la sabiduría y el temor de Dios.
Conversa poco con los inexpertos y los desconocidos. No adules a los ricos, ni te gustes mostrarte entre grandes. Únete con los humildes y los sencillos, con los piadosos y los virtuosos, y con ellos trata de argumentos que favorezcan  tu santificación. No tengas familiaridad con ninguna mujer, pero encomienda a Dios todas las mujeres buenas. Esfuérzate en vivir únicamente unido a Dios y a sus ángeles y evita el ser conocido de los hombres.

2. La caridad hay que profesarla hacia todos, pero hay que evitar la familiaridad. Sucede, en algunos casos, que alguien que no conocemos brille por su buena fama y que, más tarde, su sola presencia nos fastidie.
Por otra parte, a veces pensamos complacer a una persona con nuestra visita y sucede que le desagradamos porque ella ve algo reprobable en nuestras costumbres.

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