CAPÍTULO 8
COMO
EVITAR LA EXCESIVA FAMILIARIDAD
1. No descubras tu corazón a
cualquiera (Eclo. 8, 19). Tus problemas trátalos con quien posea la sabiduría y
el temor de Dios.
Conversa poco con los inexpertos y
los desconocidos. No adules a los ricos, ni te gustes mostrarte entre grandes.
Únete con los humildes y los sencillos, con los piadosos y los virtuosos, y con
ellos trata de argumentos que favorezcan
tu santificación. No tengas familiaridad con ninguna mujer, pero
encomienda a Dios todas las mujeres buenas. Esfuérzate en vivir únicamente
unido a Dios y a sus ángeles y evita el ser conocido de los hombres.
2. La caridad hay que profesarla
hacia todos, pero hay que evitar la familiaridad. Sucede, en algunos casos, que
alguien que no conocemos brille por su buena fama y que, más tarde, su sola
presencia nos fastidie.
Por otra parte, a veces pensamos
complacer a una persona con nuestra visita y sucede que le desagradamos porque
ella ve algo reprobable en nuestras costumbres.
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