martes, 18 de febrero de 2014

Febrero 18

Capítulo 20

AMOR A LA SOLEDAD
Y AL SILENCIO

1. Busca tiempos aptos para examinarte y piensa con frecuencia en los beneficios de Dios. Deja las curiosidades. Medita aquellos temas que te den compunción más que ocupación. Hallarás tiempo suficiente y oportuno para dedicarte a buenas meditaciones si te apartas de las charlas superficiales, de las pérdidas de tiempo y del oir novedades y murmuraciones. Los santos evitaban en lo posible estar entre la gente y elegían servir a Dios en secreto.

2. Fue dicho: Todas las veces que estuve entre los hombres, volví menos hombre que antes (Séneca, Epist. VII, 3). Esto nos acontece con frecuencia cuando charlamos mucho. Siempre es más fácil callar que hablar sin errar. Es más sencillo encerrarse en la propia casa que controlarse convenientemente afuera. Por eso, aquel que desee allegarse a la espiritualidad interior debe, con Jesús, apartarse del bullicio del mundo.

Nadie está entre la gente sin peligro de errar, si no ama el recogimiento. Nadie habla con acierto, si no sabe callar. Nadie preside dignamente, sino el que se sujeta con gusto. Nadie puede dirigir a los demás con seguridad, si no aprendió antes a obedecer.

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