miércoles, 5 de febrero de 2014

Enero 19


2. Es verdad que cada uno prefiere obrar a su antojo y que elije las personas que opinan como él. Pero si queremos que Dios esté entre nosotros, es necesario abandonar a veces nuestro parecer por amor a la paz.
¿ Hay persona tan docta que lo sepa todo? No debes, pues confiar demasiado en tus impresiones, sino escuchar atentamente también la opinión de los demás. Aunque tu punto de vista fuera exacto, si, por amor a Dios, lo abandonas para seguir el ajeno, sacarás mucho provecho para tu alma.
3. Con frecuencia he oído decir que escuchar y aceptar un consejo es más seguro que darlo.
También puede suceder que el parecer propio sea bueno; sin embargo, el no querer rendirse a la legitimidad de los argumentos del prójimo cuando la razonabilidad o la evidencia lo exija, es una señal de soberbia o testarudez.

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