4. Vanidad es, por lo tanto, buscar
las riquezas perecederas y poner en ellas nuestras esperanzas. Vanidad es,
también, ambicionar los honores y ensalzarse sobremanera. Vanidad es seguir los
deseos carnales y codiciar todo aquello por lo cual, un día, se deba ser
gravemente castigado. Vanidad es ansiar una vida larga y preocuparse muy poco
de vivirla bien. Vanidad es dejarse absorber sólo por la vida presente sin
tener en cuenta la futura. Vanidad es aficionarse a lo que pasa con suma
celeridad sin inquietarse para llegar allá donde los goces son eternos.
5. Recuerda con frecuencia el
proverbio: No se sacia el ojo de ver, ni
el oído se harta de oír (Ecl. 1, 8).
Esfuérzate,
en consecuencia, para que tu corazón sea alejado del amor a las cosas visibles
de acá abajo y sea llevado hacia las invisibles de arriba. Todos aquellos que
se dejan llevar por sus sentidos, manchan su conciencia y pierden la gracia de
Dios.
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