6. En las fiestas más solemnes es
útil renovar los ejercicios de piedad e implorar con mayor fervor la
intercesión de los santos. Nuestras buenas resoluciones deben durar de una
solemnidad a otra, como si durante este tiempo tuviésemos que salir de este
mundo y llegar a la eterna festividad. Por eso en los tiempos sagrados debemos
prepararnos cuidadosamente, vivir con mayor devoción, cumplir más estrictamente
nuestras obligaciones como si estuviéramos cercanos a recibir de Dios el premio
de nuestras fatigas.


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