martes, 18 de febrero de 2014

Febrero 17

6. En las fiestas más solemnes es útil renovar los ejercicios de piedad e implorar con mayor fervor la intercesión de los santos. Nuestras buenas resoluciones deben durar de una solemnidad a otra, como si durante este tiempo tuviésemos que salir de este mundo y llegar a la eterna festividad. Por eso en los tiempos sagrados debemos prepararnos cuidadosamente, vivir con mayor devoción, cumplir más estrictamente nuestras obligaciones como si estuviéramos cercanos a recibir de Dios el premio de nuestras fatigas.


7. Y que si dicho premio tarda en llegar, pensemos que no estamos preparados y que todavía somos indignos de la gloria que ha de manifestarse en nosotros (Rom. 8, 18) en el tiempo predeterminado y que debemos esforzarnos en alistarnos mejor para el viaje final. Dichoso el siervo        dice el evangelista Lucas     que, al llegar su amo, lo encuentra cumpliendo su deber. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes. (Lc. 12, 43-44).

No hay comentarios:

Publicar un comentario