viernes, 21 de febrero de 2014

Febrero 19

          3. Nadie experimenta plena alegría si la conciencia no le da buen testimonio. La seguridad de los santos siempre ha estado llena del temor de Dios. Ellos brillaron por sus virtudes extraordinarias y por sus dones, más no por eso dejaron de ser cuidadosos e intimamente humildes. El sentido de seguridad de los malos proviene de la soberbia y de la presunción que acabarán por decepcionarlos siempre más. Nunca te tengas por seguro en esta vida, aunque te consideren un buen religioso o un santo ermitaño.

          4. Los que, por los hombres, fueron estimados como los mejores, muchas veces han caido en graves faltas por la demasiada confianza en sí mismos. Por lo cual, a muchos les conviene no verse totalmente eximidos de las tentaciones y tener que luchar contra ellas, para que no sean muy confiados, ni se vuelvan más soberbios o se lancen desenfrenadamente a conseguir consuelos exteriores.

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